Hay muchos síntomas del ojo seco, como sensación de ardor o escozor en el ojo, sensación arenosa o arenosa, enrojecimiento e inflamación y aumento de la sensibilidad a la luz. Además, las personas con ojo seco experimentan una sensibilidad extrema, especialmente al humo del cigarrillo, incluida la exposición al humo de segunda mano. Si el ojo seco severo no se trata de manera efectiva, a veces puede dañar la córnea, la capa exterior transparente en la parte frontal del ojo.
Debido a que el ojo seco es bastante común, existen muchos factores de riesgo que incluyen:
Tener más de 50 años.
Cirugía refractiva (por ejemplo, Lasik).
Inflamación de los párpados.
Condiciones ambientales, como alergias o clima seco
Usar lentes de contacto.
Ciertos medicamentos (incluidos los que se usan para tratar afecciones oculares como el glaucoma).
Condiciones médicas como artritis reumatoide, síndrome de Sjögren y algunas otras enfermedades autoinmunes.
Además, las mujeres tienen el doble de probabilidades de desarrollar ojo seco que los hombres. Las mujeres que están embarazadas, y que toman ciertos tipos de anticonceptivos, terapia de reemplazo hormonal o que experimentan la menopausia también tienen más probabilidades de tener ojo seco.
La Academia Estadounidense de Oftalmología también afirma que la diabetes y la disfunción tiroidea pueden causar ojo seco. El aumento del tiempo de pantalla en los dispositivos también contribuye a los síntomas del ojo seco.
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